Situación Actual De Los Pueblos Indígenas
Las formas y la historia en que los indígenas han
llegado a ser considerados ciudadanos han sido
tapizadas en el transcurso del tiempo de varios
escollos que, si hoy no pesaran tanto todavía,
no sería necesario mencionarlas más que para
un simple ejercicio histórico.
El concepto de ciudadanía presupone la
condición de igualdad, tanto en términos
formales relativos al reconocimiento de los
derechos para todas las personas, como en
términos de las maneras como se concretan o
materializan dichos derechos. En este aspecto,
el Estado enfrenta uno de los desafíos más
grandes: cómo lograr que el origen étnico
de una persona y su adscripción libre a un
pueblo indígena no lo condene a la pobreza y la
segregación.
Las políticas culturales referentes a la diversidad étnica y al reconocimiento de la ciudadanía para la población indígena
Desde la fundación de la República, e incluso
antes de ello, el tratamiento de la diversidad
étnica —que para efectos concretos consistía
(y aún consiste)8 en la existencia, pervivencia
y supervivencia de los pueblos indígenas—
implicó, para la corona primero, y luego
para la élite criolla que maquinó y gestó
la independencia, un dilema de profundas
consideraciones ya que, por una parte, en
el proyecto e ideología racista criolla el
indígena no era un elemento adecuado para
la configuración de la identidad nacional que
aspiraba al ideal europeo, pero, por la otra,
era necesario como mano de obra semiesclava apta para el modelo económico fincado en la
producción agrícola. Esto dio pie a un proceso de
transculturación en donde se buscó eliminar de
manera violenta la cultura indígena, es decir su
espiritualidad, organización social, sistema de
justicia, idiomas y todo vestigio propio.9 En ese
sentido, el recién creado Estado guatemalteco,
en el marco de la necesidad de generar
una identidad nacional que le permitiera la
construcción de la nación, se decantó por la
negación sistemática, como política cultural,10
de la diversidad étnica, o más precisamente de
la existencia de los pueblos indígenas. Y dado
que la realidad indígena sencillamente no podía
desaparecerse, la segregación fue la estrategia
a ser implementada social y legalmente.
Hasta la Revolución Liberal de 1871 se plantea la
cuestión sobre la ciudadanía universal, pero tal
como indican Richard Adams y Santiago Bastos
(2003), se había creado, desde la fundación del
Estado, una polarización étnica de la sociedad
justificada mediante una ideología racista que
desde entonces ha determinado el lugar que
los diferentes grupos ocupan en la escena y la
práctica política. Existe un sector que maneja
los códigos de la cultura oficial y que, gracias
a ello, puede acceder a ciertos beneficios de la
ciudadanía. Asimismo, el otro sector, por tener
una cultura «atrasada» y diferente de la oficial,
permanece al margen del juego
La dinámica de inclusión de los pueblos indígenas en la construcción de políticas nacionales
El panorama histórico anterior ilustra las
condiciones de acceso a la ciudadanía de
los pueblos indígenas y, de esa cuenta, se
refiere a los mecanismos para que estos
pueblos se sientan respetados y aceptados
en la «comunidad imaginada» que llamamos
Guatemala. Alude, también, a cómo han podido
tomar decisiones formales en el ámbito de la
macropolítica15 del país, dado que el bienestar
de los pueblos compete a todos.
Cuando no eran necesitados para sostener la
dinámica económica basada en la producción
agrícola (Esquit 2017:47) los indígenas
permanecieron más o menos recluidos debido
a la política segregacionista, primero de
manera obligada durante la época de la colonia
y la primera parte de la república hasta 1871
y posteriormente por voluntad como política
propia ante un Estado que pujaba por despojar
a los indígenas de su cultura para poder
construir una identidad deseada a la manera
del ideal europeo.
Discriminación, desigualdad y exclusión de los pueblos indígenas
Históricamente ser indígena en Guatemala ha significado cargas valorativas negativas que los han situado en una relación jerárquica de extrema desigualdad. La discriminación se manifiesta en la falta de respeto y vigencia de los derechos humanos de los cuales son titulares, los coloca en una situación pobreza y pobreza extrema.
Los problemas estructurales creados desde la colonización han dificultado el camino para lograr el reconocimiento de los pueblos indígenas como sujetos colectivos de derecho, y la plena vigencia de sus derechos. Los Acuerdos de Paz
siguen siendo válidos y vigentes, y deben orientar el cambio de reconocimiento como Nación multiétnica, plurilingüe y multicultural
Condiciones de pobreza
La discriminación incrementa la desigualdad social y ahonda las condiciones de pobreza en que se encuentra la población indígena. Esta exclusión se observa en todas las esferas, incluyendo la propiedad de la tierra, el acceso a los servicios básicos, las condiciones laborales, el acceso a la economía formal, acceso a la justicia, la participación en instancias de toma de decisiones y representación en medios de comunicación y en el debate público.
Derechos laborales
El racismo es un elemento que ha incidido y continúa incidiendo directamente en las relaciones sociales de producción, en la medida en que influye en el establecimiento de formas y tipos de trabajo. El trabajo forzado y explotación servil del indígena, ha sido un elemento fundamental en el sometimiento de los pueblos indígenas a lo largo de la historia de Guatemala.
Derecho a la salud
Uno de los principales retos en materia de salud indígena es la adecuación cultural del servicio de atención, pues el sistema de salud estatal es percibido como ajeno a la concepción propia de los pueblos indígenas, y su diseño y aplicación se ha determinado sistemáticamente sin su participación.
Como ejes centrales se debe tener el fortalecimiento y consolidación de la medicina tradicional a través del establecimiento de instrumentos y mecanismos que permitan su puesta en ejercicio; así como la especial relación que vincula a los pueblos indígenas con sus territorios y con los recursos naturales que en ellos se encuentran.
Guatemala debe reconocer el genocidio que sufrió el pueblo maya durante el conflicto armado interno
Entre los años 1960 y 1996, Guatemala vivió un conflicto armado con múltiples, masivas y sistemáticas violaciones a derechos humanos cometidas en ese período.
El Gobierno guatemalteco ha rechazado la existencia de genocidio como componente del conflicto armado, a pesar de que está ampliamente reconocido por múltiples organismos internacionales y de su devastador efecto sobre las comunidades indígenas.
La negativa de reconocer el genocidio que sufrió el pueblo maya es un reflejo del racismo y la discriminación estructural que sufren los pueblos indígenas en Guatemala.
La mayor parte de los hechos ocurridos durante el conflicto armado en Guatemala permanecen impunes.